lunes, 7 de mayo de 2012

Dependencia emocional

EL AMOR NO ES ESTAR CONSTANTEMENTE SUFRIENDO, DESCONFIANDO SINTIÉNDOSE DESGRACIADA.


Eso no es amor, eso es “un enganche emocional”, la persona codependiente se hace “adicta” a otra persona, hasta el punto de soportar situaciones dramáticas por cubrir su dependencia.
Habréis oído hablar de las llamadas codependencias emocionales,o dependencia emocional; aunque os suena exactamente no sabéis qué son. En toda relación de pareja , de afecto, hay una cierta dependencia emocional, los sentimientos nos unen a otras personas, pero no cuando esta dependencia se torna excesiva que incluso llega a perderse el control, cuando la persona no puede controlar su conducta ahí entramos en una codependencia emocional.
La dependencia emocional es un trastorno de la personalidad, se define como ”una exagerada dependencia psicológica hacia una persona / o personas, pasando a ser esa persona de la que se depende el eje central de la vida del co-dependiente”.
Al centrarse tanto en otra persona el codependiente se olvida a su vez de su propia vida, sus ilusiones, sus problemas, sus necesidades. Todo gira entorno a otra persona, la persona de la cual se depende. En general se da sobre todo en el ámbito de las relaciones de pareja, aunque también se dan codependencias hacia familiares, hijos, amigos etc.
Episodios de celos, chantajes emocionales, manipulación, excesivo control, ansiedad, desánimo, excesiva preocupación, desgarro emocional, tristeza, trastornos del estado de ánimo son conductas frecuentes en las personas que sufren codependencia.
La persona codependiente vive las relaciones con una gran intensidad, llegando a confundir “la intensidad” con el sentimiento real.
Así por ejemplo si una mujer codependiente mantiene una relación donde los celos, las peleas, los gritos incluso el maltrato físico o psicológico están presentes. La persona codependiente asume – cree ciegamente- que todo este sufrimiento se da por estar viviendo “un gran amor”.
El codependiente tiene una idea equivocada, distorsionada de lo que debe ser una relación de pareja, donde dos personas por amor deciden apoyarse mutuamente y emprender una vida juntos pero no por ello dependiendo del otro hasta anularse, valorando a la pareja pero también a uno mismo, fomentando una vida en común y también un espacio –propio- de cada miembro de la pareja.
El dolor, el sufrimiento, las peleas y posteriores reconciliaciones, las relaciones “dramáticas” no implican una relación sea más ”autentica” ni más profunda.
A menudo las personas que han sufrido una experiencia de dependencia emocional acuden al psicólogo solo cuando la relación ha terminado. Piden ayuda porque se sienten depresivo o ansiosos cuando, en realidad, los psicólogos nos encontramos con un trabajo mucho más complicado. Pues esas personas, una vez cortado ese vínculo insano, se encuentran con una autoestima hecha a pedazos, puesto que relaciones como estas afectan profundamente no solo a su vida de cada día, sino también a su personalidad.

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