martes, 8 de mayo de 2012

La terapia emocional



 La emoción es un cambio que lleva a la persona a la acción en un sentido determinado. A partir de esta definición se puede comprender que la emoción tiene una función importante en el comportamiento humano, ya que es el elemento que lo origina y que le da sentido. La falta de conocimiento emocional produce una carencia de sentido en las propias acciones y un comportamiento poco sujeto a las realidades individuales, lo que vacía de contenido la actuación personal y social. 

Los estados emocionales se regulan a través de un sistema cognitivo de valoración y de ajuste de estos estados, de forma que para la persona es muy importante saber evaluar sus propias emociones y ajustarlas a las situaciones en las que tienen lugar, para adecuar su comportamiento a la realidad en la que se encuentra. 


Las emociones disponen a la acción, pero también contienen un elemento más interno: nuestra forma de leer el mundo, lo cual es más duradero, menos espontáneo y por tanto está relacionado con la acción de forma menos directa y menos inmediata.  Las emociones se desarrollan y se aprenden, como muchas otras habilidades humanas, a lo largo del proceso evolutivo durante la infancia y la adolescencia, y se siguen aprendiendo y haciendo más complejas en la vida adulta. Este es un tipo de aprendizaje en el cual la personalidad de cada persona actúa como moduladora.
Las emociones tienen además un componente social muy importante, tanto porque se aprenden en la relación social, como porque las acciones a las que llevan tienen consecuencias sociales.
La educación emocional se ha revelado como una necesidad urgente en la sociedad actual, ya sea por los problemas emocionales que se detectan en niños y adultos con mucha frecuencia, ya sea por las posibilidades de crecimiento y de desarrollo que contiene el mundo de las emociones.
Las emociones en sí mismas carecen de distinciones, pero las personas sí saben diferenciarlas y otorgarles cualidades más o menos favorables. Además las emociones pueden organizarse de forma jerárquica, de manera que algunas de ellas se consideran básicas o principales y otras secundarias. Existen también emociones complejas, las cuales pueden ser el resultado de la combinación de varias emociones.
Se han hecho algunas clasificaciones científicas de las emociones basándose en diferentes criterios. Muchos de los problemas que refieren las personas son la directa consecuencia de cierta ignorancia con respecto a las emociones, es decir: tendemos a clasificar las emociones simplemente en "buenas" y "malas", donde con malas muy a menudo se esconde el concepto de peligrosas (Ej. si me dejo llevar por la rabia me volveré agresivo, o nadie me querrá). El desconocimiento sobre nuestras propias emociones los vemos cada día los psicólogos cuando, al preguntar a un paciente cómo se siente, nos contesta solo con "bien" o "mal"... que es decir todo y nada!
Puesto que ninguna emoción es buena o mala, ni mucho menos peligrosa, aquí clasificaremos las emociones siguiendo un criterio simple: AGRADABLES Y DESAGRADABLES y AMBIGUAS.

Las EMOCIONES DESAGRADABLES son: la ira, el miedo, la ansiedad, la tristeza, la vergüenza y la aversión.
Las EMOCIONES AGRADABLES son: la alegría, el humor, el amor y la felicidad.
Las EMOCIONES AMBIGUAS son: la sorpresa, la esperanza y la compasión.
Las emociones desagradables suponen en todos los casos un desgaste o sufrimiento psicológico que en algunas circunstancias pueden llevar a una psicopatología. La frecuencia de las psicopatologías en la sociedad actual suele considerarse elevada, por lo que existen muchas formas de repuesta ante este problema.

La TERAPIA EMOCIONAL es el tipo de psicoterapia dirigido a educar hacia un desarrollo emocional adecuado.
Existe una preocupación social por lo que se denomina “ser feliz”, lo cual en muchos casos no hace verdaderamente referencia a una felicidad en un sentido completo, sino más bien a otros conceptos como la diversión, el éxito social, la falta de obligaciones, etc...
Frente a este concepto del bienestar que se presenta como real, en la educación se trata de construir una idea de la felicidad que sea al mismo tiempo alcanzable y satisfactoria, que sea definida en términos subjetivos, es decir, por la propia persona que busca la felicidad.
Hay por lo tanto un aprendizaje social de la felicidad en el que las relaciones con las personas más cercanas son definitivas para que ésta se produzca. Las relaciones que se establecen en ámbitos más formales como son la escuela o el trabajo también necesitan ser aprendidas de manera que permitan a la persona sentirse feliz en ellas. Es evidente que muchas de las condiciones reales en las que se encuentran muchas personas en la sociedad no son fácilmente identificables con una situación de felicidad, pero sí es posible aprender a mantener un estado personal de satisfacción y felicidad a pesar de la existencia de ciertas situaciones que la dificultan. Se puede observar también que ante los problemas que causan infelicidad a gran parte de la sociedad cada persona puede comprometerse y contribuir a su solución, bien mediante sus elecciones profesionales o ejerciendo labores voluntarias, de manera que se dé una respuesta hacia el bienestar frente a los problemas que impiden un desarrollo satisfactorio de la vida de muchas personas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario