lunes, 7 de mayo de 2012

Un viaje con destino el bienestar


En mi trabajo muchas veces me he encontrado con pacientes que llegaban a mi consulta después de un laaargo peregrinar. Pero, a diferencia del peregrino que sabe muy bien cuál es su objetivo y cuáles serán las etapas del camino para llegar a su destino, quien está experimentando algún tipo de malestar en su vida no sabe ni por dónde empezar. 

Es muy frecuente que una persona acuda primero al médico de cabecera porque nota algún síntoma físico, pues a veces nuestra psique nos habla a través de ello, y cuando el médico le dice que no tiene nada empieza por su cuenta un peregrinaje en el infinito mundo de los especialistas, que tampoco le encuentran nada.

Esta persona, en vez de pensar que es una suerte que no le hayan encontrado ninguna enfermedad, se sentirá aún más frustrada por no tener una respuesta a la pregunta que no le deja en paz ¿Qué me estará pasando? y buscará más y más recorridos… hasta acabar cansada, desanimada y una vez más sin una respuesta o una solución.
Hasta que, un buen día, porque se lo ha recomendado un amigo al que le fue bien, porque solo le faltaba ese especialista o por pura casualidad acaba yendo al psicólogo y… ¡bingo! Esta persona aún no sabe qué le está pasando, ni por qué, pero por fin algo tiene claro: ha acertado especialista. Es decir, su problema es de tipo psicológico.
A partir de aquí, probablemente esta persona no sepa cuáles serán las etapas del camino ni cuánto será largo, pero sabrá que ya ha empezado su viaje y cuál será su destino: su bienestar.
Muchas veces me he preguntado porqué los pacientes llegan al psicólogo como un viajero errante, que se perdió entre las dunas, que llega a un oasis. Ya no creo que haya tanto tabú sobre el tema de la psicología, la gente ya sabe perfectamente que ir a terapia no es cosa de locos.
Creo, más bien, que a veces nos cuesta admitir que nuestra mente pueda con nosotros, que controle nuestra vida y que tenga el poder de afectarnos tanto. Además sabemos que si nos duele una muela nos tomamos un analgésico o que nos la saquen y ya está. 
Pero quitarnos un dolor del alma es un trabajo mucho más duro y profundo.
Sin embargo tampoco creo que sea esta la razón principal de ese recurrido tan tortuoso que hacen los pacientes antes de ir al psicólogo. Mi impresión es que hay falta de información. Que la gente va algo perdida en este mundillo. ¿Qué hace un psicólogo? ¿Y un psicoterapeuta? ¿en qué consiste una psicoterapia? ¿Cuándo es oportuno ir a terapia? ¿Qué diferencia hay entre un psicólogo y un psiquiatra? Etc.
Me parece absolutamente normal que la gente desconozca este mundo ya que hasta hace poco había mucho misterio, y tabúes, sobre el tema de la psicología. Desconocimiento y desconfianza, diría yo. Por suerte las cosas han cambiado, pero aún falta mucha información.



Sonja Sampaolesi

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