lunes, 16 de febrero de 2015

PROBLEMAS ASOCIADOS A LA PERDIDA DEL AUTOESTIMA

Una de las claves para nuestra salud mental es la autoestima, el sentimiento de confianza en nosotros mismos que proporciona a cada uno de nosotros el  valor para esforzarnos y lograr un objetivo, para abrirnos a los demás y establecer amistades y relaciones íntimas.


La autoestima no se basa en factores externos tales como la riqueza o la belleza, no es algo innato  ni se puede obtener por los demás. Por desgracia, nuestra educación no promueve la autoestima, siempre proporcionando demasiada atención a los defectos, deficiencias, errores. La autoestima, sin embargo, se puede aprender y puede aportar beneficios considerables en muchos ámbitos de la vida.
Pero, ¿qué es exactamente la autoestima? La autoestima es esencialmente la actitud que cada uno de nosotros tiene hacia sí mismo e incluye:

- El aspecto cognitivo, es decir, los puntos de vista que cada uno tiene de sí mismo y que están relacionados con: su aspecto físico, sus emociones, su vida amorosa y social, su conocimiento, su profesión, su moralidad, la consecución de objetivos establecido; en otras palabras, su autorrealización.

- El aspecto emocional, que es lo que la persona siente hacia sí mismo: el amor, la indiferencia, la hostilidad.

- El aspecto conductual, o cómo la persona se comporta consigo mismo: si se tiene respeto , si satisfhace sus necesidades, si sabe crear condiciones satisfactorias para sí mismo, si cuida de su salud, etc.

La autoestima no debe confundirse con una actitud de superioridad, se puede colocar en el punto medio de un continuo, cuyos extremos se encuentran en las dos manifestaciones extremas de la baja autoestima:

La subestimación de sí mismo: La persona sólo ve sus defectos
Autoestima: La persona ve sus tanto sus cualidades comos sus defectos
La sobrevaloración: sólo ve sus propias cualidades

Tanto la persona que se subestima como  la persona con una actitud arrogante tienen baja autoestima. La persona que tiene un amor sano para sí mismo admite serenamente sus cualidades y sus límites, tratando de mejorar. La frase clave de una persona que se quiere podría ser: "Yo amo a mí mismo por lo que soy, pero puedo mejorar."
Es muy importante entender que podemos mejorar: en realidad se demostró que el temperamento de bases hereditarias puede ser cambiado con el aprendizaje gradual, por lo que la frase: "No puedo cambiar, es mi personaje ! "no tiene validez científica, y así no hay más excusas.
Por lo tanto es bueno esforzarse para cambiar y adquirir una mejor consideración de uno mismo. Esto resultará útil para nuestra salud y para nuestra autorrealización.

La baja autoestima puede causar:
• Miedos y fobias
• Dificultad interpersonal
• La ansiedad y la inseguridad
• Dependencia del juicio de los demás
• Depresión
• No darse cuenta de su potencial

Por el contrario, la persona que tiene buena autoestima: no tiene miedo de cometer errores, establece buenas relaciones con los demás, conoce mejor las dificultades y los fracasos de la vida, no depende del juicio de los demás y sabe cómo hacerse respetar.
Si bien pueden tener dudas sobre su persona, las que son parte de la naturaleza del ser humano, se centran en lo que tienen de bueno y acepten sus límites.
Para todos aquellos que sienten que tienen una baja autoestima y perciben un sentimiento crónico de la impotencia hacia de la vida, es muy importante que busquen ayuda profesional, ya que sólo un terapeuta entrenado es capaz de proporcionar la ayuda que necesita para restaurar su bienestar mental.
La psicoterapia cognitivo-conductual puede trabajar sobre los obstáculos que contribuyen al desarrollo y mantenimiento de un bajo nivel de autoestima: miedos irracionales, pensamientos negativos,  estilo de comunicación disfuncional e ineficaz. Los miedos irracionales (por ejemplo. "No quiero ofender a nadie", "Yo no quiero crear problemas",  ...) reducir el nivel de autoestima y tener una influencia negativa en su estilo de relación que se vuelve pasivo. Con el paso del tiempo, la acumulación de insatisfacción y frustración por el fracaso para alcanzar los objetivos deseados, que alimenta la autoestima baja, puede dar lugar a una manifestación de la ira con formas agresivas impulsivas de relacionarse. Ambos comportamientos parecen ser disfuncional al objetivo de desarrollar relaciones claras, asertivas y al logro de los objetivos.

miércoles, 4 de febrero de 2015

CÓMO RECONOCER EL TRASTORNO DE ANSIEDAD

Los peligros y amenazas están por todos lados. En la casa, los colegios, la calle y la oficina.
Así es como vive un apersona que sufre de ansiedad. 
La ansiedad es la expresión de malestar físico y psíquico al que no se le encuentra explicación, que si bien todos los seres humanos experimentamos en algún momento, puede llegar a ser crónica y exagerada, con una marcada sensación de que algo malo va a ocurrir, hasta el punto que termina por afectar todas las áreas de la vida, como la familia, el trabajo y las relaciones sociales y de pareja.
Es entonces cuando se habla de ansiedad patológica, que a veces se confunde con depresión, debido a que tienden a presentarse a la vez. Pero mientras en la depresión se produce una respuesta de tristeza frente a una pérdida, en el síndrome de ansiedad la reacción ocurre ante un conflicto y lo central es la sensación de aprehensión o temor frente a algo que no ha ocurrido.

Las raíces del trastorno

Factores como la personalidad, la crianza, las experiencias y el medio ambiente inciden,  en la capacidad del individuo para afrontar situaciones difíciles y controlar sus emociones. Se sabe además que existe una predisposición genética a sufrir ansiedad.
Es posible que ante el peligro una persona reaccione de manera consciente o inconsciente. En el primer caso, simplemente toma medidas frente a la situación, pero cuando es inconsciente, la angustia se acumula y se somatiza, generando síntomas físicos, que  producen una descarga emocional.
La ansiedad puede aparecer también como producto de una situación particular (reactiva), como una quiebra económica, la muerte de un ser querido o el desempleo.

Sí se puede combatir

Las personas tienden a consultar médicos generales, dados los síntomas físicos que sufren, lo que conlleva a que el trastorno permanezca oculto por mucho tiempo.
Los resultados mejores se han visto con la psicoterapia, bien sea de tipo cognitivo conductual o constructivista. Se trabaja para que la persona entienda que ante una situación difícil no hay que angustiarse, sino enfrentarla y que pueda encontrar dentro de sí mismo los recursos y fortalezas necesarios, favoreciendo la autoconfianza.
En los casos más severos se recurre a los fármacos de tipo antidepresivo, pues se ha descubierto que aparte de combatir la depresión son efectivos contra pacientes ansiosos.