miércoles, 4 de febrero de 2015

CÓMO RECONOCER EL TRASTORNO DE ANSIEDAD

Los peligros y amenazas están por todos lados. En la casa, los colegios, la calle y la oficina.
Así es como vive un apersona que sufre de ansiedad. 
La ansiedad es la expresión de malestar físico y psíquico al que no se le encuentra explicación, que si bien todos los seres humanos experimentamos en algún momento, puede llegar a ser crónica y exagerada, con una marcada sensación de que algo malo va a ocurrir, hasta el punto que termina por afectar todas las áreas de la vida, como la familia, el trabajo y las relaciones sociales y de pareja.
Es entonces cuando se habla de ansiedad patológica, que a veces se confunde con depresión, debido a que tienden a presentarse a la vez. Pero mientras en la depresión se produce una respuesta de tristeza frente a una pérdida, en el síndrome de ansiedad la reacción ocurre ante un conflicto y lo central es la sensación de aprehensión o temor frente a algo que no ha ocurrido.

Las raíces del trastorno

Factores como la personalidad, la crianza, las experiencias y el medio ambiente inciden,  en la capacidad del individuo para afrontar situaciones difíciles y controlar sus emociones. Se sabe además que existe una predisposición genética a sufrir ansiedad.
Es posible que ante el peligro una persona reaccione de manera consciente o inconsciente. En el primer caso, simplemente toma medidas frente a la situación, pero cuando es inconsciente, la angustia se acumula y se somatiza, generando síntomas físicos, que  producen una descarga emocional.
La ansiedad puede aparecer también como producto de una situación particular (reactiva), como una quiebra económica, la muerte de un ser querido o el desempleo.

Sí se puede combatir

Las personas tienden a consultar médicos generales, dados los síntomas físicos que sufren, lo que conlleva a que el trastorno permanezca oculto por mucho tiempo.
Los resultados mejores se han visto con la psicoterapia, bien sea de tipo cognitivo conductual o constructivista. Se trabaja para que la persona entienda que ante una situación difícil no hay que angustiarse, sino enfrentarla y que pueda encontrar dentro de sí mismo los recursos y fortalezas necesarios, favoreciendo la autoconfianza.
En los casos más severos se recurre a los fármacos de tipo antidepresivo, pues se ha descubierto que aparte de combatir la depresión son efectivos contra pacientes ansiosos. 

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