Son muchas las personas que nos manifiestan que uno de los objetivos de la terapia que inician con nosotras es mejorar su autoestima. Pero, ¿qué es en realidad la autoestima y como podemos empezar a mejorarla?
La autoestima es un concepto ampliamente estudiado desde la psicología. Una definición sencilla seria que es "el resultado de la opinión que una persona tiene de si misma: de su apariencia física, de sus aptitudes y de sus éxitos profesionales y personales (...)" (Poletti y Dobbs, 2010). Sin duda la autoestima es una de las claves de la felicidad y las personas con buena autoestima son más capaces de aceptarse, de controlar sus emociones, de relacionarse adecuadamente y de hacer frente a los conflictos.
La autoestima es frágil y es el resultado de nuestras vivencias, pero por suerte nuestra autoestima se puede mejorar.
La infancia y la adolescencia son etapas especialmente importantes para la construcción de una buena autoestima. Es por ese motivo que debemos ser cuidadosos si formamos parte del entorno de niños y adolescentes. Trasmitir mensajes positivos, poner limites de forma adecuada, dotar de una estructura de normas, no sobreproteger, no optar por la crítica y albergar expectativas realistas acerca del menor o del adolescente son entre otras algunas de las actitudes que ayudan a la construcción de autoestima saludable.
Medir mi autoestima:
Podemos valorar y medir la autoestima como la diferencia que existe entre los que soy y lo que me gustaría ser, es decir, la distancia entre mi yo real y mi yo ideal. En esta linea os proponemos un ejercicio; intentar cuantificar esta distancia. Para ello utilizaremos un recurso propuesto por Moreno, P (2002).
Diferenciemos y valoremos cada una de las áreas del Yo:
Yo - Físico (atractivo, salud física, capacidad sexual, ...)
Yo - Emocional (estabilidad emocional, salud mental, tolerancia a la frustración, ...)
Yo - Intelectual (inteligencia, capacidad de aprendizaje y de adaptación, intereses culturales, ...)
Yo - Como hijo.
Yo - Como padre
Yo - Como amigo.
Ahora intentemos reflexionar e identificar los defectos y virtudes de cada una de estas áreas. Se trata de hacer una lista y contar el número de defectos y de virtudes. De esta forma podemos tener una primera aproximación de en que áreas esta sufriendo más nuestra autoestima y concretar más cual debe ser nuestra zona de trabajo.
Actuar y mejorar mi autoestima:
Una vez identificadas la áreas a mejorar debemos proponernos un objetivo al día concreto y realista para mejorar esta puntuación y acortar distancia con nuestro yo ideal. Es importante no dejarlo para mañana. Los investigadores encontrado una significativa relación entre procrastinación (postergar) y la vivencia del individuo como un ser poco capacitado.
Existen algunas claves que pueden ayudarnos a no postergar continuamente (Dyer, W 2008):
- Escribe un contrato contigo mismo sobre el objetivo.
- Planifica tu semana de manera realista dando un espacio de 15 minutos al día a trabajar el tema que te has propuesto.
- Prémiate cuando cumplas.
- Realiza actividades creativas y aumenta tu actividad física.
- Busca aliados en tus objetivos con los que te comprometas en la realización de los mismo.
- Escoge cambiar.
Cuidado con los automensajes que nos boicotean:
Una buena o mala autoestima esta muy relacionada con el discurso que tenemos con nosotros mismo. A menudo la persona con baja autoestima es excesivamente crítica y se envía automensajes que lejos de ayudarle, la boicotean. Intentemos desarticularlos, escribiéndolos y buscando evidencias en nuestras experiencias vitales de los contrario. Sí detectamos frases que empiezan por debería cambiémoslas por otra que empiece por elijo y/o decido.
Explorando mi área ciega:
No hay nada mejor para la autoestima que descubrir que es lo que les gusta de mi a la gente que me rodea. Preguntar directamente sobre ello puede ayudarnos a detectar virtudes y capacidades que pueden haber pasado desapercibidas para nosotros.
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